lunes, 7 de abril de 2008

La Masoneria en Venezuela


Hay una serie de documentos que prueban que, las raíces históricas de la masonería venezolana datan de 1797, aun cuando los primeros gérmenes podrían situarse en 1793, cuando Simón Rodríguez, José Marra España y Manuel Gual, solían reunirse para leer los libros de Rousseau y para discutir algunos capítulos de la "Enciclopedia".

En 1794, la casa de José Marra España, en La Guaira, era una especie de "Logia Secreta", donde se reunían venezolanos de ideas avanzadas, para informarse sobre los progresos de la Revolución Francesa y sobre la necesidad de sacudir en alguna forma al País del yugo de la monarquía española.

La actividad secreta de José Marra España, Simón Rodríguez, Manuel Gual, Narciso del Valle, Juan Morenos y Juan Manuel del Pino, comenzó a dar sus frutos. Las ideas de "libertad, igualdad y fraternidad': que difundían, produjeron inquietud en los mestizos, indios y negros, preocupando al Capitán General, Brigadier Pedro Carbonell, quien por medio de un decreto prohibió que se pronunciara en público esa famosa "trilogía francesa", convertida más tarde en divisa de la masonería universal.

En 1796, sigilosamente, José Marra España, Manuel Gual y Simón Rodríguez, en una casona de La Guaira, organizaron una Logia irregular, que se regía por un ritual obtenido de un marino inglés, pero que no estaba bajo la obediencia de ningún Gran Oriente.

En esa Logia irregular, que sería llamada después por los historiadores profanos: "Sociedad Secreta", se estudiaba los pensamientos de Rousseau, Voltaire y Montesquieu. Se leían las obras del abate Raymal y se trazaban planes para derrocar a la monarquía española e instituir una República.

Hay quienes cuestionan, afirmando que, la "Sociedad Secreta" de José María España, Manuel Gual y Simón Rodríguez, no podía ser una "Logia Masónica" porque sus miembros jamás fueron iniciados en un Taller masónico propiamente dicho, pero ese criterio puede ser refutado por la sencilla razón de que en esa época era permitido en América, que hombres libres y de buena voluntad, con la suficiente información sobre los ideales de la masonería, pudieran organizarse para constituir una "Logia", con el compromiso de pasar después a la jurisdicción de algún Gran Oriente.

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